jueves, 21 de abril de 2011

Sin mirar atrás


No es fácil dejar atrás toda una vida. No es fácil arrancar de la tierra ése árbol con tantísimas raíces, ya que por más que lo intentes, es muy probable que siempre vuelva a brotar por algún lado. Siempre he pensado que es patéticamente injusto que el futuro se pueda construir pero que el pasado no se pueda restaurar, y eso es cierto. Exista o no el destino, todos caminamos por nuestra línea vital dando pasos de ciego, y resulta súmamente tedioso que por pisar un terreno fangoso tengamos que continuar el resto de nuestra vida con barro en los zapatos. Por desgracia, convivimos en una sociedad preparada para no olvidar y para mantener el espectro de los errores del pasado en nuestra conciencia eternamente, privándonos así a todos los humanos de nuestro derecho a equivocarnos. Lo más habitual que puede ocurrir cuando una persona hace una determinada cosa por primera vez es que se equivoque, pero a nadie le importará, por que todo el mundo sabe que es prácticamente imposible hacer algo bien la primera vez que se hace. Bien, y ¿Qué pasa con la vida? Sólo vivimos una vez, ergo ésta es la primera vez que vivimos. Debemos equivocarnos. El problema es que nos han construido un mundo en el cual si cometes grandes o medianos errores, a lo largo de la historia tendrás que vivir condenado a sufrir las consecuencias de dichos errores.
Y bien, ¿Y si tuviésemos la oportunidad de comenzar a vivir de nuevo, con la experiencia de habernos equivocado en una primera experiencia (valga la redundancia), teniendo así la ocasión de construir una nueva vida mejor? Por ahí van los tiros, más o menos trata de eso mi "objetivo final", del cual ya os hablaré más adelante.
Para poder hacer ese "re-inicio", es necesario lograr arrancar ése árbol, con todas sus raíces y echar sal en la tierra para que no brote de nuevo, y dejar ése espacio libre para que crezca otro árbol más recto, más potente, y resistente a la sal.
Desde siempre he tenido muy claro que, al llegar al gran objetivo final, arrancaría por completo ése árbol sin guardar ni un sólo resto de él en mi interior, hasta que hace unas semanas, por casualidades (o no) de la vida, llegó a mi la posibilidad de ponerme en contacto con Eme, una persona que se ha convertido en una clave vital en éste largo viaje. Eme es una persona a la que podríamos catalogar como una versión futura de mi mismo, ya que ya ha llegado a ése objetivo final, viaje del cual apenas he empezado yo. Eme se encuentra en ése destino vital, pero sin embargo no ha talado su árbol, simplemente lo ha podado, ha dejado el tronco, lo esencial para que el árbol viva, y ha dejado espacio para que vaya naciendo el nuevo árbol. Lógicamente, como comprenderéis, le expliqué toda la historia que os explicaré a vosotros durante la vida de este blog, y su consejo fue el de no eliminar mi árbol. Considero buena idea el no borrar del mapa todo mi pasado, simplemente conservar los pilares más fundamentales y dejar que todo lo demás se vaya desvaneciendo, pero por otro lado tengo miedo de que al tener un leve contacto con mi primera vida, no pueda acabar de realizarme a la perfección como deseo en la segunda, así que me encuentro en un dilema de proporciones industriales. Antes de iniciar mi camino hacia el objetivo final debo decidir si parto hacia allí completamente de 0, opción que me permitiría renacer al 100%, o hacerlo manteniendo ciertos aspectos, opción que me limitaría en parte pero que sería un soporte importante en momentos de crisis.
¿Sin mirar atrás? No lo sé...

miércoles, 20 de abril de 2011

Saludar es innecesario


Habiendo llegado al punto de mi vida en el que me encuentro,siento necesario el hecho de tener algún lugar donde plasmar mis sentimientos y sensaciones a medida que avance el tiempo hasta llegar al destino deseado. ¿Un diario? No, eso sirve más para relatar acontecimientos del día a día. ¿Un fotolog? No, eso es más útil para plasmar sensaciones del día a día. Este blog será un camino, un largo sendero que mostrará mi evolución hacia ese destino final deseado y que finalizará cuando ése destino haya llegado, concluyendo así mi meta vital, mi sueño, mi destino de vida.
Empieza el viaje.
Despegamos.